Es raro que mis relaciones personales sean extensas, prefiero ser selectivo y saber con quién estoy. En el transcurso de este año ha ocurrido un cambio: he sido más "amigable" y he conseguido uno que otro amigo por ahí, o tal vez solo "conocidos". No suelo ser de los que andan por la vida añorando abrazos o siendo "empalagosos" con los demás, me incomodan.
Sin embargo la vida siempre te deja enseñanzas y hay que estar atentos a ellas para luego disfrutar de la reflexión.
Estábamos todos en la hora de almuerzo, yo con mis amigos y uno que otro que también nos acompaña a tomar los alimentos. La mayoría de nosotros habíamos terminado ya cuando se acercaron otros cipotes, de esos con los que soy de "qué ondas" y hasta ahí; sin embargo esta vez fue diferente uno de ellos se me acercó y me abrazó, me pareció extraño pues es de esos "machitos" del colegio. En son de broma me dijo que le daba pena hablarme y que no sabía cómo llegarme. Me sentí como una chica ante su conquistador, burla. Entre broma le dije que todo el tiempo ando sueño y que por eso suelo ser indiferente (bonita manera de justificar mi vida un tanto antisocial). Siguió la tertulia junto con los demás y replicó "no sé si querías que te abrazara pero vi que lo necesitabas". Entre ellos quedé sorprendido por dentro y traté de no exteriorizarlo pues no quería meter nada de sentimentalismo ni filosofías baratas.
Yo no sé si ese tipo era un chamán o simplemente tiene habilidades para ver el interior de todos, o el que necesitaba el abrazo era él y se justificó echándome la culpa a mi.
Cada día vemos personas azoradas por la rutina, cansada y tristes. Las vemos pasar sin hacer nada o, a veces, siendo una de ellas. Una vez me dijeron que tengo que aprender a sacar todo lo que llevo dentro y me perjudica o me incomoda, he avanzado un poco en ello. También leí que parte de la cultura China consiste en escupir, ya que era símbolo de deshacerte de la suciedad que llevas dentro. Si todos pusiéramos atención a ello, todos necesitaríamos abrazos: todos los días y cada segundo. Un abrazo repara y brinda seguridad, pues no están de adorno.
Siempre he pensado que el abrazar a las personas no tiene nada que ver con tu masculinidad o con un aspecto social, pues hay algunas normas que no se pensaron en base a nuestras emociones sino con un sentido nada más que disciplinario. Considero que los abrazos son curativos y que no hay química que los suplante pues son efectivos. Cuando se muere nuestra mascota, algún familiar o por si te dejó tu novia por apestoso, hasta ahí pues, son curativos y te brindan esperanzas.
El hombre necesita de abrazos para fomentar el compañerismo, la unión y el amor. ¡Vamos que se nos hace tarde!
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