Desde la hostilidad de mi habitación, -que ni el nombre le queda
bien, pues, solo es un conjunto de cortinas que concluyen las “paredes” que la
separan de las demás-.
Al
fondo de aquella pared imaginaria está mi oso de peluche favorito, -al menos él
sí ha sabido quedarse conmigo a pesar de todo, sin juzgarme ni criticarme-, A
su lado una velita que ya está por terminarse y que es como mi amuleto de la
suerte; todos los días, al caer la noche, la enciendo y junto con ella mis
esperanzas, al mismo tiempo, elevo una oración tratando de sucumbir todo mi
pesar, gritando en silencio por ayuda al creador, que hasta el momento, pienso
que se ha olvidado de mí.
Soy
Mónica y en menos de tres meses seré madre soltera.
No
tengo la mejor vida de todas pero el niño que cargo dentro de mí, es parte
esencial en ella, -Aún sin nunca antes haberlo visto, es como el motor que me
anima día a día para buscar el sustento para los dos.
Al enterarse de la noticia, mis padres me corrieron de la casa, y
los entiendo. –Ellos ya no podían con mantenerme, mucho menos iban a poder si
había un integrante en casa, más, si este requería de cuidos especiales como
los que necesita un bebé, peor aun cuando mi madre sufre de una enfermedad rara
de la cual todavía no sabemos el nombre, y en el hospital solo le recetan
acetaminofén.
-Ricardo, el papá del bebé, que en aquel entonces yo amaba con
locura, me dejó sola. Él no se hará cargo del bebé y a mí no me queda más
remedio que afrontar la situación.
La señora del mesón en el que vivo viene en unos días por la renta, mientras que la señora con la que trabajo días sí y días no, aún no me paga. A veces ya ni sé qué pensar, qué sentir, es una situación que no asimilé al principio y que no medí cuánto o cómo iba a ser. Reconozco el precio de mis errores, sin embargo, este no será motivo para que mi bebé no tenga una vida normal y sin carencias.
Los médicos que llevan mi control natal en el hospital público
dijeron que corría alto riesgo de sufrir algún percance a la hora del parto,
pues, a mis cortos dieciséis años, mi aparato reproductor aún no ha terminado
de desarrollarse.
Esta situación me trae muchos pensamientos a la cabeza: uno de
ellos es querer ver un mundo con todas las condiciones necesarias para que las
madres solteras y jóvenes podamos desarrollarnos, brindándonos condiciones
favorables ante nuestra situación; en donde a la vez, este tipo de casos se
vean reducidos para que más niñas como yo, no tengan que vivir lo que yo estoy
pasando. Son muchas cosas las que deseo.
Tocan
la puerta –“despiértate que ya es hora de desayunar”- Grita mamá desde el
pasillo. Afortunadamente, todo fue un sueño.
OBJETIVO DE DESARROLLO SOSTENIBLE TRES: SALUD Y BIENESTAR:
En 2015, la tasa mundial de mortalidad materna fue de 216 muertes por cada 100 000 nacimientos. Para lograr la meta de este Objetivo, que establece que en 2030 haya menos de 70 fallecimientos, la tasa de reducción de la mortalidad debe ser de al menos un 7,5%, más del doble de la media registrada entre 2000 y 2015. La mayoría de las muertes maternas pueden prevenirse.
Alrededor de 1,34 millones de muertes se atribuyeron a la hepatitis en 2015, incluidos 0,9 millones de muertes a causa de la hepatitis B, enfermedad que se puede prevenir mediante vacunación. La cobertura mundial de vacunación para esta enfermedad entre los niños de 1 año de edad aumentó del 29% en 2000 al 84% en 2015.
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