"De literatura nadie se ha vuelto loco, a menos que seas Don Quijote y quieras contagiar a un Sancho Panza."

VISTAS

sábado, 24 de diciembre de 2016

CLEMENCIA AL SENTIMIENTO

Hoy, me detuve a ver a mi alrededor y darme cuenta cuánto las cosas han cambiado con el pasar del tiempo. La Navidad se acerca y no es igual, no porque un ser querido se fue o ya no está, sino porque simplemente nosotros aún presentes, hemos cambiado.

Aquella época que de pequeños solíamos esperar para reventar cohetes, estrellitas y fulminantes. La ansiosa cena para reunirte con tu familia a comer aquellos panes con pollo, que en el trascurso de la tarde la abuela preparaba con mucho entusiasmo. Las esperadas seis para irte a bañar y luego trabarte aquel estreno que tanto nos llenaba de alegría. Aquellas salidas a la calle con tus amigos a aventar los cohetes y hasta a quemarte si era posible.

Ahora, todo ha cambiado. Un día anhelé ser mayor y ahora me arrepiento. Aquella magia que me acogía para estas fechas se fue sin querer volver (por más esfuerzo que yo haga).

Pensaba que con crecer todo lo iba a tener en mis manos, y veo que no es así, y que por el contrario todo se vuelve difícil; ya no pienso como niño, sino como una persona que se está echando responsabilidades de adultos.

Hoy que se acerca navidad veo los centros comerciales abarrotados de personas deseosas de comprar, desde ya, los preparativos para la gallina, el chumpe, los panes con pollo y todo lo que fuesen a hacer. Veo los ojos deseosos del niño al ver aquel zapato que tira lucitas en la oscuridad. Pero más aún que eso, veo en el fondo la soledad que nos empieza a carcomer.

El niño indigente que vagabundea en la calle, aquel que no espera con ansias esta fecha ni otra similar... aquel niño que solo anhela deseoso un abrazo de su madre que lo abandonó. El hombre indigente que se rebusca a diario para buscar qué comer en las noches, cuando ya todos hemos tirados los desperdicios que sin pensar, aventamos a la basura. Una navidad de pobres. Una navidad sin sentimientos veo venir: asechada de inmundicia, desamor y desigualdad.

Ahora anhelo que todo cambie, que nos llenemos de amor en nuestro interior, que todo lo que
desperdiciamos en el teléfono diciendo aquellos "te quiero" falsos, los ocupemos para ir a buscar al tío perdido, aquel que se fue enojado con tu abuela y ahora esta desamparado; al primo que anda en las drogas; al amigo aquel que ahora está en las pandillas y decirles cuanto desearías que se reintegraran para llevar una vida normal. Tal vez, para ellos un "te quiero" no les solucione nada, pero con solo ver tu presencia ahí, sabrán que tienen a alguien en quien apoyarse.


Cambiemos esta navidad que viene y todas las que aún esperan, olvidémonos de aquellos 24 en los que solo nos enfocábamos en ver qué íbamos a comer y dejar de lado la hora de elevar una oración por aquel que no tiene. Cambiemos la navidad y cambiemos nosotros.

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