como el sol sigilosamente
se esconde en la
agonía de la tarde-noche.
Frío, como si la luna
siendo helada
no tuviera sentimientos
y llorara por mi ausencia.
Tétrico, temí de mi mismo,
este no era yo, me perdí.
En el silencio de la noche
me dejaste ir como si nada.
Ahora lamento tu rechazo,
como el perro lame la carne
antes de que se la quiten.
Increible, inefable.
0 comentarios:
Publicar un comentario